viernes, 31 de diciembre de 2010

ROGELIO ECHAVARRÍA (Colombia)




NO CAMBIAN NUNCA SU CANCIÓN


No cambian nunca su canción
los pájaros
no aplanchan ni rebrillan su vestido
no cambian de nido por los malos vecinos
no inventan nuevos picos para el amor
ni se cansan de la misma compañera
no rompen nunca la rama en que se posan
no tienen hoy el ojo limpio del amigo
y mañana el turbio del enemigo
no enseñan a volar a sus polluelos
sino que los empujan tiernamente a las nubes
no necesitan más sabor que los del agua pura
o el de las frutas a la carta en sus gajos
dios hizo el maná para ellos y se contentan
con briznas de hierba o espaguetis de lombrices
no se persignan porque nacieron benditos
no se enferman ni amanecen enguayabados
aunque duerman
en un guayabo o en un borrachero
no usan despertador ni padecen de insomnio
nunca se quejan de su fragilidad
ni le temen a las aves de rapiña
sino que juegan inocentemente con ellas
aunque siempre salen perdiendo
tampoco huyen de los cazadores
porque creen como los niños
que las armas son de juguete
no cambian de color ni de bandada
no cumplen años ni van a entierros
no usan almanaque
pero son los pregoneros del día
los emisarios de la primavera
a nadie humillan con su feliz indiferencia
no protestan por los cambios de tiempo
aunque el frío los atortola
y siempre celebran con el aplauso de sus alas
el telón del crepúsculo
no lloran ni ríen pero tiemblan y arrullan
tampoco les cansa el viento
ni los destiñe la lluvia
no saben que las patrias separan en la tierra
lo que une el cielo
ignoran la existencia de los poetas y los filósofos
y que todos ellos viven de sus plumas
se acuestan sin ver la televisión
después de leer todos los paisajes
y prefieren olvidar dónde
dejaron su tumba en el aire

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Poesía indígena




EL HIMNO DE LOS MUERTOS


Así se dirigían al muerto,
cuando moría.
si era hombre, le hablaban,
lo invocaban como ser divino,
con el nombre de faisán.
Si era mujer, con el nombre de lechuza.
Les decían:

"Despierta, ya el cielo se enrojece,
ya se presentó la aurora,
ya cantan los faisanes color de llama,
las golondrinas color de fuego,
ya vuelan las mariposas".
Por eso decían los viejos,
quien ha muerto, se ha vuelto un dios


Anónimo


Tinaja


Cuentan mis abuelos
que la tinaja tiene vida
que la tinaja representa
la resistencia de nuestro pueblo.

Tinaja e Ipelele
son la misma sangre,
por eso el Tule bebe
esa caña fermentada hasta la saciedad
porque beber
es
recordar el camino de los mayores
es embriagarnos con nuestra historia

Poema Cuna

martes, 28 de diciembre de 2010

Ophir Alviárez (Venezuela)




¿SELF SERVICES?


Llueve
Quizá los ángeles hacen el amor como dice Benedetti

Chorreo desbordado seno
pirañas y sierpes acurruco

Hipo manando hiel savia

Gotea la granada —falaz—

pepitas sin lengua

¿Self services?


MODUS OPERANDI


Crónica
folios de un diario
piel de cebolla

uno
dos
cien

Intacto te afincas en mí
arrastrándome

y camina el cangrejo pa´lante
la costumbre lo impele hacia atrás

Primaria la reacción
te avienes a la norma
(página doce)
el gato persigue su rabo
falaz

(retorno a la diez)

Combustible
comburente Tú

¿yo?

cansada de causar

lunes, 27 de diciembre de 2010

Demócrito de Abdera




Frg. 3. Quien se propone la tranquilidad de espíritu tiene que ocuparse de muy pocos asuntos, tanto a título particular como en cuanto ciudadano; no debe emprender nada que supere sus fuerzas y su naturaleza; debe mantenerse alerta a fin de ignorar la fortuna, incluso cuando le es hostil y parece arrastrarle irresistiblemente; en fin, no debe ligarse más que a aquello que no supere sus fuerzas; la carga que soportan nuestras espaldas es mejor que sea poco pesada a que sea fácil de llevar.



Frg. 285. Hay que reconocer que la vida humana es frágil, que dura poco y que constantemente se ve sacudida por los golpes y las dificultades del destino; por lo tanto, no debe preocuparse uno por poseer, más que moderadamente, y medir las miserias según lo que es necesario.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Omar Castillo (colombia)




IMAGEN DE INICIO


Un día los habitantes de Medellín se encontraron despavoridos, pues las mon-tañas que circundaban la ciudad habían despegado y avanzaban hacia el espacio sideral dejando despejada toda la extensión del Valle de Aburrá y más allá. Pasado el desconcierto se dieron a inspeccionar la planicie dejada tras el vuelo de la cadena de montañas y, ¡vaya sorpresa!, las tierras se veían óptimas para la construcción de zonas residenciales y de comercio. Rápidamente los habitantes del Valle olvidaron que su existencia alguna vez estuvo enmarcada por las montañas que los rodeaban como una muralla natural. Los periódicos y demás noticieros hablaban de las nuevas tierras en disputa por su propiedad y de las posibles soluciones de vivienda propiciadas por estas.

Adjudicados los títulos de propiedad, los dueños se dedicaron a construir so-bre los nuevos terrenos, pero, para sorpresa de todos, cuanto construían en el día desaparecía en la noche. Toda vigilancia resultaba inútil. No conseguían explicarse las razones para tal fenómeno. Ensayaron desde los materiales tradicionales para la construcción hasta los más sofisticados, empero todos resultaban inútiles. Inclu-so probaron construir en las noches. Cansados de tanto fracaso desistieron y abandonaron los proyectos de cons-trucción. Y se echaron al olvido de la quimera de esas tierras procurando continuar con su existencia, haciéndose a la idea de que las montañas se mantenían ahí y todo había sido consecuencia de un mal sueño colectivo. En tanto otras montañas fueron retoñando y creciendo silenciosas, ajenas en su realidad a la vista de los habitantes del Valle.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Porfirio Barba Jacob (Colombia)




El hijo de mi amor, mi único hijo...


El hijo de mi amor, mi único hijo,
lo engendré sin mujer y es hijo mío;
me escribe a la distancia: estoy tan triste;
me faltas tú. Te miro en el esfuerzo
por mí, por ti, por el retorno
del polluelo a su sombra familiar,
no tengo un pan ni un techo que me cubra;
hoy habito en los muros de la mar...

viernes, 24 de diciembre de 2010

Louis Zukofsky (Estados Unidos)




al apoyarme sobre la mano izquierda
sosteniendo un cigarrillo
demasiado cerca del oído
perplejo
oí la ceniza
crepitar
como si fuese una fogata
ayer
encendida
y hoy
igualmente olvidada

jueves, 23 de diciembre de 2010

Eugenia Sánchez Nieto (Colombia)




BOCA DE FUEGO

Este es un tiempo extraño
donde el crimen es un lobo de templos
todos los días un grito al alba
puede ser una cantante desdentada que por locura
se tumbo los dientes
aquí todo pasa
cuerpos desgonzados, la mirada perdida
los guardianes atentos al golpe oscuro
aquí nada pasa
asesinos, asesinos protegidos, el rojo con su mejor presencia
la locura se aferra a la ventana y lanza su blasfemia.

Este es un tiempo extraño
donde el crimen es un lobo de templos
el miedo respira por las alcantarillas
cuerpos desposeídos se entregan sin pasión
espesas voces gritan al oído
el cuerpo ligero intenta desprenderse
gases asfixiantes agreden la ciudad
la locura se aferra a la ventana y lanza su blasfemia.


IRENE

Recuerdas aquella mujer pequeña
casi calva de uñas y labios rojos
la que bailaba jubilosa en los tacones altos
su risa tintineo que resbalaba en los presentes
cómo fue perdiendo el equilibrio
recuerdas cómo gritaba aferrada al cadáver de su marido
se fue quedando sola
con sus múltiples anillos y su viudez sin hijo.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Stephen Crane (Estados Unidos)




24


Vi un hombre persiguiendo el horizonte;

a cada vuelta se aceleraban ambos.

Estaba sorprendido por esto;

abordé al hombre.

“Es inútil,” dije,

“nunca podrás—”


“Mientes,” gritó,

y siguió corriendo.



26


Se levantaba ante mí una enorme colina,

y escalé largos días

a través de regiones de nieve.

Cuando tuve ante mí el panorama desde la cumbre,

pareció que mi labor

había sido para ver jardines

tendidos a distancias imposibles.

martes, 21 de diciembre de 2010

e.e. cummings (Estados Unidos)




mi tío
daniel luchó como músico
en la guerra civil y puede tocar el triángulo
como el mismísimo demonio) mi

tío Frank no ha hecho nada por muchos años
pero vuela barriletes y
cuando el piolín se rompe (o cualquier cosa )
mi tío
llora sin consuelo mi tío tom

teje calcetas y sobre las orejas es un pájaro en
vuelo
(pero

mi tío ed
que está muerto
del cuello
hacia arriba

se deja arrastrar
a través de la calle brattle
por un cachorro capón

Robinson Quintero (Colombia)




Fisuras

Es necesario después de despedir los muertos
reanudar la lidia aun con las costillas rotas
Aprisa reacomodar los huesos
-que no se escape el espíritu por entre tanta
fisura


Es preciso reordenar la casa destacar
las ventanas
destrabar las puertas
En la angustia de eternidad que nos tocó en la tierra
conquistar un día más
una oportunidad todavía

Y continuar una a una las tareas encargadas:
tajar el lápiz
o alistar el azadón
sin olvidar a la hora del descanso
que donde no hay canto no hay oración

Enrique Lihn (Chile)




PORQUE ESCRIBÍ


Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces

De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Bohumil Hrabal




Cuando tienes resaca, de golpe te acuerdas de lo que ha pasado la noche anterior, los planchazos y las meteduras de pata que has cometido, la gente que has insultado, la cantidad de tonterías que pronunciaste y los secretos sobre ti mismo que soltaste, y entonces no tienes ganas de seguir viviendo; sólo cuando tienes resaca y piensas en el suicidio, de golpe se te ocurre la frase escondida... ¿qué será de ti? ¿y sabe qué?, ahora pienso que incluso lo de escribir es mi defensa contra el suicidio, como si escribiendo me escapara de mí mismo, escribiendo quizás podré contestar a la pregunta... qué será de mí, quién era y quién soy ahora mismo.

VALENTINE PENROSE




NOCHE


Volverá la noche de invierno
para tenderme a tu lado.
Las fachadas beberán austeras
El claro de luna y su luz
Será expulsada de nuestros besos y brazos.

El cuarto yace solo con las cortinas bajas
Tú yaces sola con los ojos bajos
El claro de luna es el claro de tus brazos
La noche trae su nave imperturbada.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Lauri García Dueñas



De las bonitas palabras


Hay pedazos de la realidad que brillan
luego de la oscura y sorda página
de los desencantos

Cuando el fin que todo lo termina
dice basta
alguien llega
y llama

Abajo los autos en su afán ensordecedor
arriba las sábanas blancas que contienen
a los amantes

Y llegan entonces las bonitas palabras
a vencer a los hipócritas
y nadie pone en duda su verdad

-Le compré a mi madre un huipil, me dijo

Sonreí

-Nunca te olvidaré
-Yo tampoco
-Tengo la certeza de que volveremos a vernos

Nada hay que pueda borrar
la influencia
de las bonitas palabras

No importa si…

Hans Bender



Matrimonio que rima

Ambos escriben hermosos poemas.
¿Pero cómo hablan el uno con el otro
en la cocina? ¿Por qué al hijo le va
tan mal en alemán en la escuela?

viernes, 17 de diciembre de 2010

Vladimir Holan




Cuando llueve en domingo y tú estás solo...

Cuando llueve en domingo y tú estás solo,
completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe
lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe
lo que hay debajo de él.

El libro sostenido, el poema al caer...

martes, 14 de diciembre de 2010

Constantino Cavafis




LA CIUDAD


Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.


MONOTONÍA


A un día monótono otro
monótono, invariable sigue: Pasarán
las mismas cosas, volverán a pasar -
los mismos instantes nos hallan y nos dejan.
Un mes pasa y trae otro mes.
Lo que viene uno fácilmente lo adivina:
son aquellas mismas cosas fastidiosas de ayer.
Y llega el mañana ya a no parecer mañana.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Darío Lemos


CARTA A UN JUEZ

Érase que se era un joven poeta que terminó muy pronto, érase que se era también un juez joven sin estola, sin impertinentes, sin martillo. Para mí es una necesidad orgánica escribir, la única manera de comunicarme con las personas que ahora son los que me determinan. A mi esposa escribo poemas largos y negros, a mi hijo Boris pequeños poemitas muertos; y como esta trilogía está en sus manos, usted es mi conciente. Voy a escribirle no como a un juez, sino como a una persona:

¿Hasta cuándo estaré confinado en estos tristes arrabales del pensamiento más vulgar? A esta hora los presidiarios cantan, y sus cicatrices brillan como estrellas que perdieron su control en el espacio, y yo miro las rejas oxidadas que me separan del mundo de los hombres felices que viven bajo el sol y mi alma se asfixia como una mariposa lanzada por ventiladores. Tengo la sensación de no haber nacido o haber muerto de un momento a otro. Yo no entiendo el mecanismo de los códigos; pero un concepto puro del hombre me dice que no debo ser llevado a la oscuridad, donde los condenados esperan una fecha lejana para realizarse, para mirar el cielo y sentir que Dios existe.

La justicia ha sido inventada por el hombre; pero lo justo nace con el hombre. La justicia es necesaria mientras la mirada de estos delincuentes natos con quienes convivo ahora, tenga ese brillo opaco que denuncia almas perdidas, sin conciencia. Yo tengo demasiada conciencia para vivir limitado por muros, mi espíritu tiene alas muy largas y la vida me parece bella. Merezco vivir Señor Juez.

Estos delincuentes que caminan y duermen conmigo en este infierno, me hacen comprender que la sociedad está enferma, que la sensibilidad lleva a la persona a los más complicados laberintos de donde sólo escapan aquellas que tienen capacidad de comprender lo bello. Aquí sólo miro cáscaras y cicatrices, porque no me atrevo a levantar la cabeza para encontrar que el cielo todavía es azul; mientras lo que más me duele Doctor, es sentir que no me pertenezco, no soy mío, soy de mi pequeño y dulce Boris, un niño de carne tibia y perfumada que me ha sacado de un vacío en donde estaba hundido, cuando la angustia existencial apretó con sus tentáculos a mi mente que comenzaba a leer a Marx, a Freud, y a todos esos señoritos.

Mi libertad es de mi hijo, porque él compensará el trauma de mi infancia, porque yo era un nene sonámbulo y nervioso que azotaban, y mis padres ignorantes no tenían la culpa de destruir su embrión, aniquilando mi naturaleza. Pero la compensación llegó cuando mi hijo hacía ejercicios en el vientre de mi esposa que ahora llora como un venado extraviado en la soledad.

Usted comprenderá que mi mundo no es este doctor, y confío en que pronto lanzará mi espíritu a la luz.

(Texto inédito, transcrito de una grabación de la lectura que de su carta hiciera el poeta Darío Lemos, en una conferencia en la Universidad de Antioquia, aproximadamente en 1987)

sábado, 11 de diciembre de 2010

Carmina Burana




En mi pecho


En mi pecho
hay muchos suspiros
por tu hermosura
que me hieren cruelmente.

Manda liet
manda liet
mi amante,
no viene.

Tus ojos son brillantes
como los rayos del sol,
como el resplandor del relámpago
que da luz en la oscuridad.

Manda liet
manda liet
mi amante
no viene.

Podrá Dios, podrán los dioses
conceder los deseos de mi mente:
que sus virginales
lazos pueda yo romper.

Manda liet
manda liet
mi amante,
no viene.

viernes, 10 de diciembre de 2010

William Blake




El tigre

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?

Mauricio Jiménez




El Día de tu Boda

El día de tu boda me sentaré en primera fila
para mirar bien tu cara
cuando respondas que sí.

Llegaré con mi barba de días,
esa camisa que odias,
tal vez un saco y mis jeans.

Le daré un beso mustio a tu madre,
un arrimón a tus primas
y me rascaré el zumbido del oído con el meñique
cuando tus suegros -de lejos-
quieran saber quién soy.

Cuando el padrecito pregunte
si alguien tiene objeción alguna,
yo toseré nomás pa ver
la reacción de tus parientes.

Te prometo no bailar con la novia
por el bien de tus pies
y hasta me comeré todo lo que sirvan,
excepto el pastel,
ese lo pediré para llevar
envuelto en un cisne.

Cuando pasen tu zapato para la coperacha
le echaré una sonora moneda de a veinte
y si se cae tu recién casado
durante la víbora de la mar
no preguntes quién fué.

En la mesa de regalos dejaré
unos calcetines nuevos para tu nuevo galán
y un frasquito del perfume que se rompió
el día en que peleamos.

Al llegar a la casa
le daré al loquito del barrio el pastel
— hay dulzuras que ni yo me trago.

Intentaré dormir solo en tu noche de bodas,
y sólo te pido, mi amor,
que no lo hagas tú también

El día de tu boda me sentaré en primera fila
para mirar bien tu cara
siempre he querido verte feliz.

Mónica Gameros




Voy a escribirte un libro de amor, antes que se me acabe


Escribiré las ideas que me provocas,
las cantaré para ahogarte
con la abundancia de los cristales
que flotan en mis palabras astilladas.

Quiero lamer tu salada envoltura antes de comerte a tirones;
secaré tu cuerpo al sol,
y tu piel será un edredón que me guardará como a una oruga
cuando te escriba de amor.

Voy a escribirte de amor mientras sueñe contigo,
te retenga en mi sonrisa
y no me tritures la cara
sólo para dominarme.

Escribiré si no te fanatizas con la idea de beber
de un trago
toda el agua de mi vientre.

Escribiré si puedo sostenerme de tus pupilas,
si me columpio con tu lengua sobre la orilla del mundo,
al borde del infinito abismo,
en esa orilla donde me congelé contigo,
te dibujé la luna
y sollozaste hasta inundarnos.

Te escribiré de amor con la tinta de la lluvia
que escurre de las grietas de mi soledad en ruinas.

Una vez terminados los dibujos de mis palabras,
los dejaré en tu ventana
y te veré leer sin sorpresa…

Estoy segura de que, palabra a palabra,
incendiaré la póliza de tu seguro de vida contra la desdicha
y borraré de la historia,
el seguro que tienes contra el Tsunami de mi nostalgia.

Estoy segura que seguirás leyendo
sin darte cuenta de lo que en mí incendias con tu caos,
con tu miseria,
con tu convulsa locura.

Te escribiré amor, en tanto el loquero no te declare sano
y en tu sonrisa persista la mueca sádica.

Seguiré con mis escritos si desgarras la ventisca
en que se ha convertido mi alma.
Pondré una veladora al pie de tu foto;
en ella, esparciré sal sobre tu mirada
y dejaré el retrato flotar sobre el mar de mi sangre.

Luego de filtrar tus ojos,
mezclaré todo con la sangre que extraje de tu aorta
mientras susurrabas a mi oído
las palabras que escuché la última noche
que sobre ti desperté.

Vos escribirás tus lienzos,
yo dibujaré música en tus suspiros.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Javier Heraud



Mi casa

1
Mi cuarto es una
manzana,
con sus
libros,
con su
cáscara,
con su cama
tierna para
la noche dura.
Mi cuarto es el
de todos
es decir,
con su
lamparín que
me permite reír
al lado de Vallejo,
que me permite ver
la luz eterna de
Neruda.
Mi cuarto, en
fin,
es una
manzana,
con sus libros,
sus papeles,
conmigo,
con su
corazón.


2
Por mi ventana nace
el sol casi todas
las mañanas.
Y en mi cara,
en mis manos,
en el dulce
clamor de la luz pura,
abro mis ojos entre la
noche muerta,
entre la tierna
esperanza de
quedar vivo un
día más,
un nuevo día,
para
abrir los
ojos ante la
luz eterna.

Oliverio Girondo




ESCRÚPULO

Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.
He dicho "me parece"
yo no aseguro nada.

Guillaume Apollinaire




TUVE EL VALOR DE MIRAR HACIA ATRÁS

Tuve el valor de mirar hacia atrás
Los cadáveres de mis días
Marcan mi camino y les voy llorando
Unos se pudren en las iglesias italianas
O en pequeños bosques de limoneros
Que florecen y fructifican
Al mismo tiempo y en todas las estaciones
Otros días lloraron antes de morir en las tabernas
Donde ardientes ramos rodaban
Ante los ojos de una mulata que inventaba la poesía
Y las rosas de la electricidad se abren aún
En el jardín de mi memoria

Paul Éluard




Libertad

Sobre mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena sobre la nieve
Escribo tu nombre

Sobre todas las páginas leídas
Sobre todas las páginas en blanco
Piedra, sangre, papel o ceniza
Escribo tu nombre

Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre

Sobre la selva y el desierto
Sobre los nidos sobre las retamas
Sobre el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

Sobre las maravillas de las noches
Sobre el pan blanco de los días
Sobre las temporadas desposadas
Escribo tu nombre

Sobre todos mis trapos de azul
Sobre el estanque sol enmohecido
Sobre el lago luna viva
Escribo tu nombre

Sobre los campos sobre el horizonte
Sobre las alas de los pájaros
Y sobre el molino de las sombras
Escribo tu nombre

Sobre cada soplo de aurora
Sobre el mar en los barcos
Sobre la montaña lunática
Escribo tu nombre

Sobre la espuma de las nubes
Sobre los sudores de la tormenta
Sobre la lluvia gruesa e insípida
Escribo tu nombre

Sobre las formas que centellean
Sobre las campanas de los colores
Sobre la verdad física
Escribo tu nombre

Sobre las sendas despertadas
Sobre las carreteras desplegadas
Sobre los lugares que desbordan
Escribo tu nombre

Sobre la lámpara que se enciende
Sobre la lámpara que se apaga
Sobre mis casas reunidas
Escribo tu nombre

Sobre el fruto cortado en dos
Espejo y mi habitación
Sobre mi cama vacía
Escribo tu nombre

Sobre mi perro codicioso y tierno
Sobre sus orejas elaboradas
Sobre su pierna torpe
Escribo tu nombre

Sobre el trampolín de mi puerta
Sobre los objetos familiares
Sobre el mar del fuego bendito
Escribo tu nombre

Sobre toda carne concedida
Sobre la frente de mis amigos
Sobre cada mano que se tiende
Escribo tu nombre

Sobre el cristal de las sorpresas
Sobre los labios atentos
Bien sobre el silencio
Escribo tu nombre

Sobre mis refugios destruidos
Sobre mis faros aplastados
Sobre las paredes de mi problema
Escribo tu nombre

Sobre la ausencia sin deseos
Sobre la soledad desnuda
Sobre las marchas de la muerte
Escribo tu nombre

Sobre la salud vuelta de nuevo
Sobre el riesgo desaparecido
Sobre la esperanza sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad

Jacques Prévert




Desayuno


Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
Se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

León Gil




ROSAMUNDA POECILANTHA



Yo te llamo por la campiña
Entre mortiños y céfiros
Entre balatas y bálsamos
A través de los valles
Y susurrante al oído
Con tus nombres floráticos
Con las voces de Mutis:

Passiflora Arbórea Passiflora Mollísima Mi Begonia Cornuta Pleuróthallis Rubérrima Miconia Ibaguensis Miconia Impetiolaris Var Panderifolia Mi Passiflora Lunata Mi Clidemia Hirta Mi Conestegia Extintoria Mi Clidemia Dentada Miconia Poecilantha Miconia Prasima Miconia Ciliata Passiflora Laurifolia Passiflora Longipes Passiflora Biflora Masdivalia Caudata Pleurótallis Caudata Pleurótallis Cardipilax Miconia Rufescens Miconia Tuberculata Miconia Floribunda Begonia Fischeri Begonia Firrunginea Passiflora Mariquitensis Mi Clidemia Dentada Mi Begonia Cornuta Mi passiflora Adulterina Mi Passiflora Biflora Mi Passiflora Mustisu Mi Passiflora Lunata Mi Passiflora Mollísima Mi Passiflora Mi Flora Mi Vita Mi Mundis Mi Flora Mi Vita Mi Mundis

Y por las calles te busco
Entre el humo y las motos
Entre el pescado y los gritos
De los voceadores de prensa
De los vendedores de frutas
Con las voces del mercado
Con las voces del mundo:

Curuba de Monte Curubo Mi Begonia Orquídea Mora Danto Mi Curuba de Monte Mi Choraticos Mi Mora Mi Mortiño Mora Aguanoso Hormigo Curuba de Monte Curuba de Monte Flor de la Pasión Orquídea Orquídea Orquídea Mora Llorón Mora Begonia Begonia Curuba de Monte Mi Mortiño Mi Begonia Mi Curaba de Monte Mi Flor de la Pasión Mi Curaba de Monte Mi Curuba de Monte Mi Curubo Mi Flor Mi Fruta Mi Rosa in Vita Mi Rosa in Munda Mi Rosamunda Mi Rosa In Vita Mi Rosa in Munda Mi Rosamunda..

Antonio Machado




Recuerdo infantil


Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel

se representa a Caín

fugitivo, y muerto Abel,

junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco,

que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil

va cantando la lección:

"mil veces ciento, cien mil;

mil veces mil, un millón".

Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de la lluvia en los cristales.

martes, 7 de diciembre de 2010

Arquíloco



Corazón, corazón de irremediables penas agitado,

¡álzate! Rechaza a los enemigos oponiéndoles

el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente

con firmeza. Y ni, al vencer, demasiado te ufanes,

ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa.

En las alegrías alégrate y en los pesares gime

sin excesos. Advierte el vaivén del destino humano.

Horacio Benavides




Ricardo Reis ha vuelto a Lisboa

He vuelto a la orilla del río
y te he visto salir Lidia
del pasado que no regresa

Te has sentado junto a mí
plena de palabras no dichas
pagana y sosegadamente triste
con la fragancia de las rosas
en la memoria de las manos

En este crepúsculo
oro mate y azul
en que la noche va entrando
como una nave oscura
en el puerto

lunes, 6 de diciembre de 2010

Giovanni Quessep




Cántico de dos rosas


No digas nada, escucha a las estrellas.
Tal vez te digan algo
de la rosa que hay en tu jardín
y la rosa del tiempo,
-la que está viva o muerta-
en la arena que arde.
La rosa que hay en tu jardín es bella.
No la amarga hechicera que te llama
desde tu nacimiento, rosa oscura
que te alumbra el final y las orillas
del aqueronte. No hables, que estás solo
con nada indecible, siempre lejos
del azul más profundo. Mira pues
si el agua va a una isla donde crecen
rosas ya sin ventura o venturosas;
y escribe y canta. Y oye a las estrellas
que hablan desde una página pedida.

Fernando Rendón




Navidad de los bárbaros

¿Feliz Navidad amor
con tantos muertos?

De nuevo asolaron
los pinares

Llueve sobre cuerpos desnudos

La confusión ha asaltado la plaza

Y aún celebrarán
disparando al cielo
a las doce

¿A dónde huir
de esta Navidad amor
con tantos muertos?

Jaime Jaramillo Escobar




El deseo

Hoy tengo deseo de encontrarte en la calle,
y que nos sentemos en un café a hablar largamente
de las cosas pequeñas de la vida,
a recordar de cuanto tú fuiste soldado,
o de cuando yo era joven y salíamos a recorrer juntos
la ciudad, y en las afueras, sobre la yerba, nos echábamos
a mirar cómo el atardecer nos iba rodeando.
Entonces escuchábamos nuestra sangre cautelosamente
y nos estábamos callados.
Luego emprendíamos el regreso y tú te despedías siempre
en la misma esquina hasta el día siguiente,
con esa despreocupación que uno quisiera tener toda la[vida,
pero que sólo se da en la juventud,
cuando se duerme tranquilo en cualquier parte sin un pan
entre el bolsillo,
y se tienen creencias y confianzas
así en el mundo como en uno mismo.
Y quiero además aún hablarte,
pues tú tienes dieciocho años y podríamos divertirnos esta
noche con cerveza y música,
y después yo seguir viviendo como si nada...
o asistir a la oficina y trabajar diez o doce horas,
mientras la Muerte me espera en el guardarropa para
ponerme mi abrigo negro a la salida,
yo buscando la puerta de emergencia,
la escalera de incendios que conduce al infierno,
todas las salidas custodiadas por desconocidos.
Pero hoy no podré encontrarte porque tú vives en otra ciudad.
Mientras la tarde transcurre
evocaré el muro en cuyo saliente nos sentábamos
a decir las últimas palabras cada noche
o cuando fuimos a un espectáculo de lucha libre y al salir
comprendí que te amaba,
y en fin, tantas otras cosas que suceden...

Georges Bataille




Eres el horror de la noche
te amo como se agoniza
eres frágil como la muerte

te amo como se delira
sabes que mi cabeza muere
eres la inmensidad del temor

eres bella como matar
el corazón desmesurado me asfixio
tu vientre desnudo como la noche

viernes, 3 de diciembre de 2010

Wallace Stevens




El pensamiento es una infección. En el caso de ciertos pensamientos se convierte en epidemia.

La poesía no es personal.

Toda poesía es poesía experimental.

Ten en cuenta: I. Que el mundo entero es materia para la poesía; II. Que no existe ninguna materia específicamente poética.

Todas nuestras ideas provienen del mundo natural: árboles = paraguas.

Vivimos en la mente.

El poeta siente con abundancia la poesía de todo.

El realismo es una corrupción de la realidad.

No creo que debamos insistir en que el poeta es normal o, para el caso, en que cualquiera lo sea.

La lengua es un ojo.

El poeta es el sacerdote de lo invisible.

El ojo ve menos que lo que la lengua dice. La lengua dice menos de lo que la mente piensa.

Puesto que los hombres hicieron el mundo, el inevitable dios es el mendigo.

La imaginación consume y agota cierto elemento de la realidad.

Todo poema es un poema dentro de un poema: el poema de la idea dentro del poema de las palabras.

Raúl Gómez Jattin


Intentas sonreír


Intentas sonreír
y un soplo amargo asoma
quieres decir amor y dices lejos
ternura y aparecen dientes
cansancio y saltan los tendones
Alguien dentro del pecho erige
soledades
clavos
engaños
fosos
Alguien
hermano de tu muerte
te arrebata te apresa te desquicia
y tú indefenso
estas cartas le escribes.

Ana Ajmátova




Cuando escuches el trueno me recordarás...


Cuando escuches el trueno me recordarás
Y tal vez pienses que amaba la tormenta...
El rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
Y el corazón, como entonces, estará en el fuego.

Esto sucederá un día en Moscú
Cuando abandone la ciudad para siempre
Y me precipite hacia el puerto deseado
Dejando entre ustedes apenas mi sombra.

martes, 30 de noviembre de 2010

Cai Tianxin




El verano retorna al Sur


El verano retorna al Sur
serpeando a lo largo de la línea costera

El otoño se arrastra deprisa
tomando ventaja en un campo
saturado de hojas secas

Yo escucho la canción del océano
apaciguando con suave voz primigenia

sobre un enorme arrecife ella se desnuda
yo escucho atento, desde mi niñez

el llamado de las estrellas

lunes, 29 de noviembre de 2010

El último detective salvaje (una entrevista con Lawrence Ferlinghetti) - Jesse Tangen-Mills


Lawrence Ferlinghetti, 91 años, comenzó a escribir poesía y a pintar hace sesenta, y desde entonces no ha parado. Es una de las principales voces vivas de la poesía estadounidense. Ha publicado más de una docena de libros, entre ellos Un Coney Island de la mente –con más de un millón de ejemplares vendidos–, y ha expuesto sus cuadros en galerías de Estados Unidos y Europa. El año pasado fue nombrado miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.

En 1953 fundó City Lights Books, una de las más antiguas y prestigiosas casas editoriales independientes de Estados Unidos, que cuenta en su catálogo con títulos como el famoso Howl de Allen Ginsberg.

Amigo de Ginsberg, Kerouac y Gregory Corso, ha sido tildado con frecuencia como padre de los escritores beat –rótulo que ha negado reiteradamente– e incluso aparece como personaje secundario en Big Sur, la novela de Kerouac.

Estuvo en Nagasaki poco tiempo después de que la ciudad fuera arrasada por la bomba; estuvo en la cárcel por haber publicado Howl; estuvo muy cerca, comprometido con las causas sandinista y zapatista. Estuvo en el surrealismo, estuvo en el expresionismo abstracto, estuvo en el fluxus, estuvo en la ecopoesía. Como diría Ginsberg: el tipo siempre estuvo ahí.

Además de este enciclopédico prontuario, hay un aspecto especialmente interesante de este personaje: su profundo y largamente sostenido interés por la cultura, la política y la literatura del mundo hispano. La hispanofilia de Ferlinghetti no solo lo ha llevado a aprender a leer y hablar en español, sino también, al igual que el protagonista de la novela de Roberto Bolaño, Los detectives salvajes, a recorrer Latinoamérica en busca de poesía, justicia y verdad.

Esta conversación, desde dos lados de un mundo que Ferlinghetti conoce muy a fondo, es también un recorrido por el continente y su literatura.

Has viajado mucho por Latinoamérica. ¿Durante esos recorridos has conocido a algún personaje que recuerdes especialmente?


Conocí a Pablo Neruda en Cuba a principios de los sesenta. No recuerdo si era el primer o segundo aniversario de la revolución de 1959. Yo pasaba casualmente por La Habana en mi viaje de regreso a Nueva York desde St. Thomas, cuando Neruda llegó a Cuba para dirigirse a los fidelistas. Me estaba quedando en un hotel barato en la playa donde conocí a los editores del suplemento literario Lunes, entre quienes se encontraba Guillermo Cabrera Infante. Ellos me llevaron a conocerlo. Ginsberg, Gregory Corso, Kerouac, LeRoi Jones y yo habíamos traducido y publicado algunas piezas de Lunes. Los editores de esta publicación eran poetas jóvenes. ¡El suplemento literario de un gran periódico dirigido por un grupo de muchachos completamente desconocidos! Algo así nunca pasaría en un país capitalista (risas).
Neruda estaba alojado en el penthouse del Habana Libre, hotel al que desde la revolución todos apodaban “Habana Hilton”. Cuando lo vi por primera vez estaba escribiendo a mano sobre un grandísimo libro. Lo acompañaba su esposa. Me acerqué, Neruda me mostró el cuaderno gigante en el que estaba escribiendo, me miró y se dirigió a mí en inglés. Dijo: “Me encanta su poesía expansiva”. No sabía si se refería a mi poesía o a la de los beat. Él, al igual que nosotros, creía que la poesía podía contenerlo todo, cualquier tema. Quería que sus poemas abarcaran la totalidad, no dejar nada de lado.
Llegó el momento de la lectura de Neruda y una limosina pasó a recogerlo. “¿Por qué no vienes conmigo?”, me dijo. “No, no, ve tranquilo”, contesté, pero Neruda insistió: “No, en serio, ven conmigo”. Así que fui con él en la limosina al edificio de la Asamblea Nacional, el lugar donde los esbirros de Batista se habían reunido alguna vez. Era una grandísima y elegante sala con sillones de terciopelo en los balcones. Los fidelistas llenaron el vestíbulo y se apoltronaron fumando cigarros con los pies montados en esos sillones. El lugar estaba temblando de emoción, una especie de euforia revolucionaria. Estaba tan viva esa euforia que todo parecía posible. Esto fue antes de que la gente pudiera tener segundas opiniones sobre la revolución. Neruda leyó varios poemas y recibió fuertes ovaciones al final de cada uno. Nunca lo volví a ver.

En Un Far Rockaway del corazón, llamas a Neruda “omnívoro”. ¿A qué te refieres?

Quiero decir que Neruda escribía sobre cualquier tema. Era como Walt Whitman en ese aspecto: encontraba alguna forma de poesía en todas las cosas, en todas las personas.

¿Conociste a algún otro personaje interesante durante tu paso por Cuba?

Los editores de Lunes me llevaron a una cafetería a la que Fidel iba a almorzar habitualmente. Estando allá, salió de la cocina un tipo grandote fumando un cigarro. Entonces pregunté: “¿Ése no es Fidel?”. “Sí”. “Bueno, ¿por qué no me lo presentan?”. Y me respondieron –como lo haría cualquier poeta desconocido ante un personaje famoso–: “Porque no lo conocemos”. Así que me levanté, fui donde él estaba, estreché su mano y quedé sorprendido de que tuviera un apretón de manos tan débil. Sonreía ampliamente. En ese momento no se me ocurría nada que decir en español, excepto que sabía que él había conocido a Ginsberg en el Hotel Lenox de Nueva York. Así que le dije: “Soy amigo de Allen Ginsberg”. Me miró con una sonrisita discreta, como agitada, se paró, salió de la cafetería, se montó en su jeep y se fue. Huyó de mí. Quiero decir, yo podría haber sido un agente infiltrado contratado por el gobierno de Estados Unidos para matarlo. Hubiera sido un asesinato muy sencillo, pero en ese momento nada de eso parecía preocuparle, ni siquiera necesitaba seguridad personal. Era absolutamente popular en Cuba.

¿Y qué piensas de Fidel ahora?

¿Cuántos años tiene?, ¿85?

Creo que 84.

Le deseo lo mejor. Habría preferido que mantuviera la línea original de su proyecto revolucionario. Recientemente no he estado muy al tanto del tema.

Pasemos a otro país de Centroamérica. ¿Cuándo fue la primera vez que fuiste a Nicaragua?

Fui en 1985 por invitación de Ernesto Cardenal, quien para entonces era ministro de Cultura. Hicimos un tour por todo el país, siempre en una caravana de vehículos militares, con un walkie-talkie en el primer carro y otro en el último. Todavía estaban en guerra. Todo el mundo llevaba armas. Fuimos hasta el extremo sur en la frontera con Costa Rica y llegamos ahí justo después de que la estación fronteriza fuera quemada por un ataque proveniente del lado costarricense. Nos adentramos en la selva y paramos en un campamento de revolucionarios. Nunca logré saber qué hacían ahí, si estaban entrenando o solo pasando el rato.
Tomamos un helicóptero de fabricación soviética desde Managua a través del lago Nicaragua hasta la ermita de Ernesto Cardenal, una isla al otro extremo del lago. Solentiname era el nombre de su refugio, donde había invitado a muchos jóvenes, hijos de revolucionarios, niños pobres que tenían la oportunidad de aprender algún arte. Ellos hicieron algunas pinturas que alcanzaron bastante fama. No sé por cuántos años más continuó con esa escuela de arte.

¿Cómo conociste a Ernesto Cardenal?

Bueno, tú sabes que él era conocido en Estados Unidos como poeta antes que como insurgente. Sus libros eran publicados por New Directions, la misma editorial donde yo publicaba. No lo conocía personalmente, pero sabía todo sobre él. Así que cuando estuvo en San Francisco nos conocimos. Vino a City Lights. Salimos a pasear. Él quería ir a tiendas del Ejército y la Marina, tiendas de saldos donde puedes comprar uniformes y cosas así. Se moría por ir allá, yo no tenía la menor idea de por qué. Compró docenas de boinas. Debí suponer que algo traía entre manos (risas). ¿Por qué iba a comprar docenas de boinas? Poco después ocurrió la insurrección nicaragüense. Supongo que conocen el resto de la historia.

¿Aún mantienes contacto con Cardenal?

Por medio de otros, como Daisy Zamora, una poeta de los días finales del régimen sandinista, recibo noticias de Ernesto cada cierto tiempo.

¿Volviste a Nicaragua alguna vez?

Sí. La segunda vez fue en 1989, justo después de las primeras elecciones en que participaron los sandinistas. En esa época había un sentimiento completamente distinto. El país ya no estaba militarizado, ya no se veían armas por todos lados, pero el campo seguía igual de pobre. Era una triste historia pero, antes de que se convirtiera en una historia triste, fuimos ese verano a una multitudinaria manifestación en el estadio de béisbol de Managua. Sandinistas de todos los rincones del país se reunieron para llenar el estadio, debía haber unos 10.000 manifestantes con banderas y pancartas. Yo estaba con mi hijo que en ese momento tenía apenas 18 años. Debió ser una gran experiencia para él. Había mucho entusiasmo, todo el mundo estaba seguro de que los sandinistas ganarían las elecciones. Por supuesto, no fue así. Bueno, con Estados Unidos de por medio repartiendo dólares en las calles para boicotear las elecciones...
Recuerdo especialmente algo que pasó durante el viaje a Managua. Ese verano mi hijo se había ido a Puerto Escondido, México, a surfear. Pasé a recogerlo para irnos juntos a Nicaragua. Lo encontré descalzo y sin un centavo en los bolsillos. Había estado todo el verano durmiendo en la playa, sin dinero. No tenía nada, solo una tabla de surf. Cuando llegamos a Ciudad de México para tomar un avión hacia Nicaragua, él insistía en llevarse la tabla. No comprendía que allá estaban en medio de una guerra. Le dije que no, y la dejamos en el aeropuerto. Tan pronto llegamos a Managua, mi hijo cayó en cuenta de lo ridículo que hubiera sido aparecerse con una tabla de surf bajo el brazo en medio de una revolución.

¿También has viajado a México con frecuencia?

Sí, especialmente a Oaxaca.

¿En qué época empezaste a visitar el país?

Cuando estaba en la universidad, a principios de los cuarenta. Llegué por el lado oriental, por Laredo. Tenía unos 18 años cuando visité Ciudad de México por primera vez. Pero desde entonces no volví hasta que me mudé de San Francisco.
Solía viajar en mi van Volkswagen con mi perro. Íbamos prácticamente a todos los rincones de México, incluyendo Baja California. Todos los sitios famosos y el D.F., por supuesto. Ahora evito las grandes ciudades. La primera vez que estuve en Guadalajara la ciudad tenía unos 600.000 habitantes; ahora son como dos millones. Ya no quiero volver allá. Oaxaca sigue siendo mi lugar preferido de México.

¿Cuál fue tu primer contacto con la poesía mexicana?

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Conocí a muchos poetas y a veces se me olvidan sus nombres. Recuerdo en todo caso que hice una lectura en Bellas Artes y tenía toda una selección de poetas mexicanos en el escenario que tradujeron varios de mis poemas.

Entre esos poetas mexicanos, Homero Aridjis es uno de tus más viejos amigos. Vi que City Lights publicó su último libro, Solar Poems.

Sí, Homero es un viejo amigo mío, y aún más viejo amigo de Nancy Peters, la editora de City Lights hasta su retiro el año pasado, y de Phil Lamantia, un poeta surrealista que murió hace como cuatro años y que también estuvo muy cerca de nosotros. Por cierto, Ernesto Cardenal celebró el primer matrimonio de Lamantia en México. Eso debió ser por los años cincuenta. Después, cuando Homero vino a Estados Unidos, nos encontrábamos siempre y cenábamos juntos. Años más tarde lo visité en París y cenamos en su apartamento. Después de que publicamos Solar Poems, dio una lectura en City Lights –eso fue dos meses atrás– y creo que después regresó a México.

Realmente me gustó Solar Poems...

Es hermoso.

Hay cierto romanticismo en esos poemas, pero un romanticismo por un mundo agonizante. ¿Compartes la opinión de que estamos acercándonos al final de algo?

Definitivamente. Homero siempre estuvo involucrado en luchas ecologistas. Su Grupo de los Cien era un movimiento que combatía varios horrores ecológicos y que logró detener la construcción de una gran cementera en Baja California, que hubiera devastado el paisaje. Solían poner avisos de página completa en el New York Times. Él siempre tuvo esa conciencia ecológica. Recientemente he escrito poemas que tienen más o menos ese mismo espíritu.

¿Qué autores latinoamericanos eran conocidos o leídos en Estados Unidos para el momento en que comenzaste a visitar el sur del continente?

Prácticamente ninguno. Allen Ginsberg era un gran embajador cultural. Hablaba una jerga de español de taxista. Pasó una noche entera traduciendo Howl junto a otros poetas.

City Lights fue la primera editorial que tradujo al poeta chileno Nicanor Parra en los años cincuenta. ¿Recuerdas cómo lo conociste?

Me crucé con Parra mientras viajaba en un tren entre Santiago y Concepción, en 1959. Ambos estábamos invitados a un festival de poesía organizado por el Partido Comunista Chileno. Ginsberg y yo no sabíamos que el festival había sido organizado por el PC hasta que llegamos. Fernando Alegría, quien en ese entonces daba clases en Berkeley, nos había invitado; su hermano era uno de los organizadores de la conferencia. Jorge Elliot, poeta y artista chileno, también estaba en el tren. Me senté a su lado y comenzamos a hablar. Me contó que había traducido poemas de Parra. Le pedí que me los pasara. Lo hizo y más tarde los publicamos en la serie Poetas de Bolsillo de City Lights. Conocí a su hermana Violeta en Lima, en ese mismo viaje. Recuerdo que ella tuvo un final atroz.

Encuentro cierta afinidad entre tus trabajos y los de Nicanor Parra. En especial entre tu libro Un Coney Island de la mente y los Antipoemas de Parra.

Sí. Parra fue sin duda una fuerte influencia para mí. Él tenía una inclinación satírica muy similar a la mía. Recuerdo algunos de sus poemas:

Para entonces
Tenía un piojo en mi corbata
Y una sonrisa para los imbéciles que descendían de los árboles.

Algunas personas creen que Estados Unidos está en decadencia. ¿Compartes esa opinión?

Sí. La civilización occidental ha estado en decadencia desde los tiempos de Eduardo VII, esto es, desde 1910. Ésa fue la cumbre de la civilización grecorromana europea. Entonces vino la Primera Guerra Mundial, el comienzo del final, y desde entonces todo ha sido decadencia para Occidente. Sin embargo, desde el punto de vista triunfalista norteamericano, nuestra sorprendente revolución electrónica ha querido mostrarse como el estandarte de una maravillosa civilización. Fui invitado a un programa de televisión hace un par de años y el periodista me preguntó: “¿Qué se siente aparecer en uno de los principales medios del país? No es frecuente que los poetas lleguen a estos medios”. Era una especie de pregunta condescendiente. Respondí: “Bueno, creo que éstos son los medios más populares, la cultura popular, pero no los medios principales, que siguen siendo la alta cultura intelectual: escritores, lectores, editores, libreros, profesores, artistas, críticos de arte, poetas, novelistas, y la gente que reflexiona. Ellos son la cultura principal, aunque ustedes sean la cultura popular”. Por eso creo que estamos del lado equivocado de la revolución mundial. Lo que quiero decir con esto es que la revolución mundial es la revolución de la gente. Estamos en el lado equivocado. No estamos del lado de la gente. Envié un poema diciendo esto a The Nation, la revista de Nueva York. Lo recibieron complacidos, pero han pasado seis meses y aún no he visto publicado un solo verso del poema. No creo que llegue a aparecer. Seguramente recibieron segundas opiniones, aunque se trate de una publicación de izquierda.

Recientemente hubo una exposición de tus pinturas en Italia, ¿cierto?

Ah, sí. Hicieron una retrospectiva de seis décadas de mis pinturas en el Museo di Roma. Ahora se trasladó a un museo en Calabria. Cerca de sesenta pinturas, muchas de ellas grandísimas.

¿Tuvo algún eco la exposición?

Cuando llegué allá, recibí muchísimo cubrimiento de la prensa, incluso artículos de páginas completas. Algo que casi nunca pasa en Estados Unidos. Andy Warhol era uno de los pocos que podía lograrlo.

Cuando pienso en la conexión entre pintura y poesía, Frank O’Hara viene a mi mente...

Sí... Frank. Sabrás que publicamos sus Lunch Poems en la serie de libros de bolsillo. Mucha gente me pregunta por qué Frank tituló ese libro así. Yo le había mandado una postal en la que le escribí: “Sé que has publicado un par de ‘poemas de almuerzo’”. Se lo decía porque siempre los escribía al mediodía, mientras trabajaba en el Museo de Arte Moderno, en las pausas para el almuerzo. Frank respondió: “Bueno, hagamos un libro y pongámosle Poemas de almuerzo”. Sin embargo, pasaron un par de años y nada que me entregaba el manuscrito. Entonces le escribí: “¿Ya acabaste de cocinar los poemas de almuerzo?”, y respondió: “Todavía los estoy cocinando”. Siguieron en el horno un par de años más hasta que al final tuvimos el manuscrito definitivo.

Me entristeció escuchar que Voznesenski y Orlovski, ambos poetas beat, murieron. Alguien me recomendó leer “Una elegía por la muerte de Kenneth Patchen”. ¿Tú crees que el mundo está “tratando de olvidarlos y sus terribles y extrañas profecías”, tal como escribiste en ese poema?
Peter Orlovski nunca hizo “extrañas profecías”. Él escribía “poemas vegetales”, así le gustaba llamarlos. Andrei Voznesenski tampoco hizo “extrañas profecías”. Su gran rival era su compatriota Yevtushenko, un tipo interesante. Para el momento en que el régimen soviético lo envió a Estados Unidos, había una exposición de arte y poesía beat en la Uni-versidad de Nueva York. Vozesensky se apareció en la inauguración. Nosotros no teníamos ni idea de que él estuviera en la ciudad y menos de que fuera a hacer una lectura. “Tengo que volver rápido a Rusia, no quiero perderme lo que está pasando”, dijo, y en efecto se fue muy pronto. Yoteshenko se quedó un tiempo más, y creo que llegó a ser profesor de la Southern Methodist University. Creo que quizá las nuevas generaciones lo asocian mucho con el antiguo régimen soviético. Tanto Voznesenski como Yevtushenko caminaban sobre una delgada línea, sin definirse entre ser poetas disidentes y no ser tan disidentes como para que les prohibieran publicar; además les tenían prohibido salir del país. Resultó que les permitieron salir de Rusia, venir a Estados Unidos y ganar dinero en dólares para la Unión Soviética.
Ambos vinieron a San Francisco a dar lecturas patrocinadas por City Lights Bookstore. Fueron lecturas estupendas. La de Yevtushenko fue en el proyecto Artel, una grandísima fábrica, aunque él decía que no teníamos un lugar suficientemente grande para él, acostumbrado a dar lecturas en estadios de fútbol en Rusia. Vozensensky estuvo un par de veces. Leímos una vez en el Fillmore en los intermedios de un concierto de Jefferson Airplane. Llegué a conocer mucho mejor a Vozensensky. Hicimos un tour por Australia con Allen Ginsberg. En 1973 fuimos al Adelaide Festival of Arts. Después agotamos existencias –quizá debería decir que Voznesenski y Ginsberg agotaron existencias– para lecturas en Melbourne y Sidney. Teníamos grandes audiencias. La lectura en Melbourne fue exactamente en el momento en que los soviéticos ocupaban Afganistán. Justo cuando Vozensensky empezaba a leer, una gran marcha de protesta atravesó los corredores con pancartas contra la ocupación soviética. Andrei y yo estábamos parados en el escenario. Me preguntó: “¿Qué debo decir?”. “No digas nada”, le respondí, “solo quedémonos quietos aquí, en silencio, y todo se calmará”. Se quedó ahí al menos por quince minutos, quieto y mudo, mientras los manifestantes continuaban. La policía no hizo nada. Al final, los manifestantes se dispersaron y Andrei leyó sus poemas.

Leí tu último libro, “De la poesía como arte insurgente”. ¿Es la disidencia parte de la poesía?

Por supuesto, así es.

Y entonces, qué opinas de la crítica de Sartre: “¿Qué puede hacer un poema por un niño hambriento?”.

¿Dijo eso?

Sí. ¿Crees que es una pregunta válida?, ¿cómo responderías?

Quizá lo dijo en una conversación. La frase sola, citada así, está fuera de contexto. La frase siguiente probablemente debería ser “...pero no puedes vivir sin ella”. Así que yo diría exactamente eso: “No se puede vivir sin ella”.

¿Puede la poesía cambiar el mundo?

La poesía puede cambiar el mundo solo como cualquier otra forma del arte puede hacerlo: alterando la conciencia. Claro que ése fue el gran eslogan de la revolución hippie de los años sesenta: “Expandir las puertas de la conciencia”, lo que frecuentemente se lograba a través de métodos psicodélicos. ¿Cambiar el mundo alterando la conciencia? Muchas promesas demostraron ser solo una ilusión. Por ejemplo, según gente como Timothy Leary, si los líderes del mundo con-sumieran LSD alcanzaríamos la paz mundial. Está confirmado que no fue así –bueno, no es que todos lo hayan hecho–.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Manual de magia práctica




LA SACERDOTISA(BETH)


1. La mujer es el Atanor de la Alquimia Sexual.

2. El hombre salió del Paraíso por las puertas del EDÉN, y el EDÉN es el mismo SEXO.

3. La puerta del paraíso es el SEXO.

4. El que quiere entrar en el EDÉN, tiene que buscar la puerta.

5. La mujer es la puerta.

6. Los orientales hablan de despertar el KUNDALINI.

7. El Kundalini es el Fuego Sagrado del ESPÍRITU SANTO.

8. El Kundalini es el Fuego de PENTECOSTÉS.

9. El Kundalini es la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.

10. El Kundalini es un fuego potentísimo.

11. Ese fuego potentísimo está encerrado en el Chakra Mulhadara.

12. El Chakra Mulhadara es la Iglesia Coxígea.

13. El Chakra Mulhadara está situado en el Coxis.

14. El Chakra Mulhadara tiene cuatro pétalos formando Cruz.

15. Esta es la Espada Flamígera.

16. Con esta espada ígnea el discípulo despierta todos los po¬deres y se convierte en Rey y Sacerdote del Universo, con poderes sobre la tierra, sobre el agua, sobre el fuego y so¬bre el aire.

17. A lo largo de la Médula Espinal existe un canal llamado en oriente Canal de SUSUMNÁ.

18. Entre este Canal Medular hay un fino hilo nervioso, por donde asciende el Kundalini.

19. Conforme el Kundalini va subiendo por la Médula Espi¬nal, van despertando todos nuestros poderes ocultos.

20. El secreto para despertar el Kundalini es el siguiente:

21. INTRODUCIR EL MIEMBRO VIRIL EN LA VAGINA DE LA MUJER Y RETIRARLO SIN DERRAMAR EL SEMEN.

22. El deseo refrenado hará subir nuestro líquido seminal ha¬cia la cabeza.

23. Así despierta nuestro Kundalini.

24. Así es como nuestros discípulos pueden convertirse en dioses

25. Esta práctica se hará lentamente.

26. Durante esta conexión sexual, se vocalizarán los mantrams: “DIS”,”DAS”,”DOS”.

27. Hay que alargar cada una de estas letras, así:

28. Diiiiiiiiiiiiiiisssssssssssssss...
Daaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssss...
Dooooooooooooooosssssssssssssss...

29. Durante esta práctica se forma en el plano Astral un Que¬rubín hermafrodita, que tiene el poder para abrimos todos los Chakras y convertirnos en dioses.

30. Ese Querubín se parece al hombre y se parece a la mujer.

31. Lleva túnica de púrpura hasta los pies.

32. Y es completamente hermafrodita, porque tiene los órga¬nos sexuales del hombre y de la mujer.

33. Este Querubín se forma en el momento en que la pareja está unida sexualmente.

34. Este Querubín es engendrado durante el trance de Magia-sexual.

35. Este Querubín tiene todos los poderes del EDÉN.

36. Este Querubín tiene todos los poderes que el hombre y la mujer tenían antes de la caída.

37. Este Querubín tiene las llaves del EDÉN.

38. El hombre y la mujer unidos durante el trance de Magia-Sexual, deben ordenarle juntos, al mismo tiempo, que les despierte el Kundalini y les abra todos los Chakras.

39. El hombre y la mujer darán la orden, y el Querubín obe¬decerá y les abrirá todos los poderes mágicos.

40. Los que quieran convertirse en dioses, no deben derramar jamás en su vida ni una sola gota de Semen.

41. Con una sola eyaculación seminal es suficiente como para fracasar en este trabajo.

42. LA MAGIA-SEXUAL SÓLO SE PUEDE PRACTICAR ENTRE ESPOSO Y ESPOSA, EN HOGARES LEGÍTIMAMENTE CONSTITUIDOS.

Tristan Tzara




Proclamación sin pretensión


El arte se duerme para el nacimiento del mundo nuevo
"ARTE" -papagayo de palabra- reemplazado por DADÁ,
PLESIOSAURO, o pañuelo.

El talento QUE SE PUEDE APRENDER hace del
poeta un droguista HOY la crítica es balanza
ya no lanza semejanzas

Hipertróficos pintores hiperestesiados
e hipnotizados por las hiedras de los
almuédanos de apariencia hipócrita

CONSOLIDEN LA COSECHA EXACTA DE LOS CÁLCULOS

HIPÓDROMO DE GARANTÍAS INMORTALES; No hay
ninguna importancia no hay transparencia
ni apariencia.

MÚSICOS ROMPAN SUS INSTRUMENTOS
CIEGOS en el escenario

La JERINGA no es sino para mí entendimiento. Escribo porque es
natural como orino cuando estoy enfermo

El arte está necesitado de una operación

El arte es una PRETENSIÓN recalentada
a la timidez de la bacinia urinaria, LA HISTERIA nacida
en el taller

Nosotros buscamos la fuerza derecha pura SOBRIA
ÚNICA no buscamos NADA

nosotros afirmamos la VITALIDAD de cada instante
la anti-filosofía de las acrobacias ESPONTÁNEAS

En este momento odio al hombre que cuchichea antes del entreacto -
agua de colonia- tono agrio. EL VIENTO ALEGRE.

Si cada quien dice lo contrario es porque tiene razón.

Preparen la acción del géiser de nuestra sangre
-formación submarina de aviones transcromáticos,
metales celulares y cifrados en el salto de las imágenes

por encima de los reglamentos de lo

BELLO y su control

No es para los abortos
que todavía adoran su ombligo

viernes, 26 de noviembre de 2010

Allen Ginsberg




Un supermercado en California


Qué cosas pienso de ti esta noche, Walt Whitman, porque caminé por las calles laterales, bajo los árboles con dolor de cabeza y consciencia de mí mismo mirando la luna llena.
En mi hambriento cansancio, y en busca de imágenes que comprar, entré al supermercado de frutas de neón, soñando con tus enumeraciones!
¡Qué melocotones y qué penumbras! ¡Familias al completo haciendo la compra por la noche! ¡Pasillos llenos de maridos! ¡Esposas donde los aguacates, bebés donde los tomates! — y tú, García Lorca, ¿qué estabas haciendo tú allá abajo junto a las sandías?

Te vi Walt Whitman, sin hijos, viejo mendigo solitario, hurgando entre las carnes del refrigerador y echándole el ojo a los muchachos de las verduras.
Te oí hacerles preguntas a todos: ¿Quién mató las chuletas de cerdo? ¿Qué valen los plátanos? ¿Acaso eres tú mi Angel?
Yo anduve entrando y saliendo de entre las brillantes montañas de latas siguiéndote, perseguido en mi imaginación por el detective del almacén.
Caminamos a grandes zancadas por los abiertos corredores, juntos en nuestro solitario capricho catando alcachofas, poseyendo cada una de las exquisiteces congeladas, y sin pasar ni una sola vez por caja.

¿A dónde nos dirigimos, Walt Whitman? Las puertas se cierran dentro de una hora. ¿En qué dirección apunta tu barba esta noche?
(Toco tu libro y sueño en nuestra odisea en el supermercado y me siento absurdo.)
¿Caminaremos acaso durante toda la noche a través de solitarias calles? Los árboles añaden sombras a las sombras, las luces de las casas están apagadas, los dos nos vamos a sentir muy solos.
¿Caminaremos acaso soñando en la perdida América del amor mientras pasamos junto a azules automóviles aparcados en caminos particulares, camino de vuelta a nuestra silenciosa casa?
Ah, querido padre, barbagrís, solitario y viejo maestro del coraje ¿con qué América te encontraste cuando Caronte dejó de empujar con la pértiga su bote y tomaste tierra en una humeante ribera y permaneciste observando cómo desaparecía el bote en las negras aguas del Leteo?

Robert Desnos




ÚLTIMO POEMA

Tanto soñé contigo,
Caminé tanto, hablé tanto,
Tanto amé tu sombra,
Que ya nada me queda de ti.
Sólo me queda ser la sombra entre las sombras
ser cien veces más sombra que la sombra
ser la sombra que retornará y retornará siempre
en tu vida llena de sol.