jueves, 25 de noviembre de 2010

Robinson Quintero Ossa




Elegía de humo


Se murió mi jíbaro
En una inesperada maniobra
del tiempo y sus censuras
se murió mi jíbaro
Él -tan acostumbrado a dar resurrecciones-

Todo va y viene
todo va y viene
No pediré disculpas por sus actos
Se murió mi médico
mi músico mi mago

¿Dónde puedo encontrarlo?
¿No dejó para mí
un paquete de fuerzas
una chispa de algo?
¿Se me fumó todo el cielo?

Si hay otro más allá
-si lo necesito entonces-
¿en qué postigo debo tocar?
Si en ese más allá
también se fuman los sueños

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