jueves, 25 de noviembre de 2010

Luz Helena Cordero




Oficio de poeta


Nos tocó cantar con la guitarra desafinada,
llorar cuando todos dormían,
hacer silencio en el jolgorio,
gritar a las paredes
que ni siquiera se derrumban
con palabras horrendas.
Nos ha tocado decir lo que nadie oye,
recibir bofetadas y bostezos,
la trampa del aplauso.
Nos dejaron las palabras
para empacar con ellas los regalos,
qué hacemos sentados en esta mesa
en la que sirven mordiscos de aire.
Cuando habíamos perdido la fe
alguien nos inventa un oficio
y aquí estamos, resistiendo,
preguntando quién se burla de nosotros,
pobres contorsionistas de los verbos.

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