jueves, 25 de noviembre de 2010
Jairo Guzmán
ENALBIS
I.
Te hablo desde un lugar sin nombre
Donde tu rostro aparece entre olas de oro
La esmeralda de los cielos es tu atuendo
Y tus brazos son ramajes de rubí etéreo
En las moradas donde se escucha tu voz
Hay un misterio transformado en canción
Tu cuerpo es tu danza y tu danza el reino
Del delirio por el que un dios resucita
II.
Vuelves a mi sueño en mi velar te veo
Avanzas entre bosques ramas de agua lianas
Espigas de trigo estelar nacen de tu canto
En torbellino de placeres ascienden los deseos
Las praderas donde late el sol ante ti se extienden
Vienes con la alegría de una fuente de pájaros
De tus bosques íntimos me llegan los sonidos del mar
Por la gracia de tu rostro me desvanezco en tu boca
III.
Con las bendiciones del azar canto en tu regazo
En los hilos de oro de tu voz se posa un pájaro lunar
Mientras los acordes celestes dan inicio a la noche
De tu figura brota una niña que cabalga un esplendor
Los volcanes del corazón deliran con tus amores
De los vértigos solares brotan los árboles que te arrullan
Te veo en un lago te veo entre la bruma te veo azul
Tú eres un relámpago un súbito de cuarzo la marea del enigma
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