lunes, 3 de enero de 2011

DIMAS PARDO LÓPEZ



¡Ey!,¿ya te vas?

No hay musas pasajeras
pero está bien poder abrirle la ventana cuando quieren irse
te sientes más humilde
y la ves brillar y volar en un tembloroso zigzag
y sonar a campana
dejando detrás esquirlas en llamas
todo eso cuando se hacen
cada vez más pequeñita desde la ventana.

¡Ey! Ya no centellearan más para mí tus alas
ni dejaras la habitación perdida de purpurina
no más limpiar palabras doradas
no más clases de baile a horas que desconocía
no más vigilar que pierdas tu sonrisa.

Tengo que organizar esta habitación de nuevo
ordenar los papeles, igualar los cuadros
barrer un poco y preparar café
sentarme en el taller vacío
y sentirme aún más vacío
intentar reconstruirme en el sofá
y no pensar en los buenos tiempos,
ni en lo que nos hicimos pasar.

Pronto vendrá el frío
así que mejor cerrar la ventana
si vuelves, aparta la escarcha y llama
si, bueno, estoy lo suficientemente destruido
y desapareceré esperando el más mínimo ruido
pero aún puedo levantarme
si reconozco tras el cristal tu brillo.

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