He cerrado las dobles puertas
¿En qué esquina de los cielos estará ella?
Detrás de las rojas paredes
una flauta silba como una suave brisa.
Los sedosos sauces danzan
entre el detenido resplandor del ocaso.
Descansando, los cuervos ignoran mi melancolía.
Otra vez abandono lentamente el lecho
luego de haber encendido un varita de incienso.
Desciendo la hermosa escalera
mientras lamento los años perdidos.
Enferma, temo al frio, temo al calor
mientras los bellos días pasan.
De repente es la Fiesta de los muertos de otoño.
Perturbada por el cambio del tiempo
pierdo el camino de la luz
que nos llevaría lejos.
¿Quién removió las cuerdas de mi salterio?
Caigo en cuenta que de las veinticinco
veintiuna ya se han ido.
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