viernes, 13 de enero de 2012

Emily Dickinson (Estados Unidos)




670

No es necesario ser un cuarto para estar embrujado
ni una casa,
el cerebro tiene corredores que superan
los lugares materiales

vale más encontrar a la medianoche
un fantasma visible
que afrontar en el interior
a ese huésped más helado.

Vale más atravesar galopando una abadía
apedreado
que encontrarse a sí mismo desarmado
en un lugar solitario.

Ese uno mismo, detrás de uno mismo oculto,
debe sobrecogernos más,
el asesino escondido en nuestro apartamento
será un menor horror.

El cuerpo busca un revólver,
echa el cerrojo a la puerta
presintiendo un fantasma superior
o más.

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