domingo, 25 de marzo de 2012
Miguel de Unamuno (Bilbao, 29 de septiembre de 1864 – Salamanca, 31 de diciembre de 1936)
Escrito en el cuarto en que viví mi mocedad
Vuelven a mí mis noches,
noches vacías,
rumores de la calle,
las pisadas tardías,
rodar de coches,
conversaciones rotas
y desgranadas notas
de un pobre piano,
viejo y lejano.
Hundióse así el tesoro de mis noches,
en esta misma alcoba,
aquí dormí, soñé, fingí esperanzas
y a recordarlas me revuelvo en vano...,
no logro asir aquel que fui, soy otro...
Pienso, sí, que era yo, mas no lo siento,
es sólo pensamiento.
No es nada. La realidad presente me las roba.
Los días que se fueron, ¿dónde han ido?
De aquel que fui, ¿qué ha sido?
Muriendo sumergióse aquel que fuera...
Hijos de tantos días que en el fondo
de la oscura cantera
de mi conciencia yacen.
Y allí dentro, ¿qué hacen?
El alma es cementerio
y en ella yacen los que fuimos, solos.
Los días se devoran...
miércoles, 21 de marzo de 2012
viernes, 16 de marzo de 2012
Vicente Huidobro (Chile)
Noche
Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos
miércoles, 7 de marzo de 2012
jueves, 1 de marzo de 2012
Francisco Hernández (San Andrés Tuxtla, Veracruz, 1946)
Alto contraste
1
de tus axilas brotan poemas ciegos
como murciélagos de una cueva
en el fondo del mar
2
bastará con mirarte
para que tus pechos se agiganten
y de ellos desciendan
los elefantes de Aníbal
para pisotearme
Extraño tu sexo. Piso flores al caminar y extraño tu sexo...
Extraño tu sexo. Piso flores rosadas al caminar y extraño
tu sexo.
En mis labios tu sexo se abre como fruta viva, como voraz
molusco agonizante.
Piso flores negras al caminar y recuerdo el olor de tu sexo,
sus violentas marejadas de aroma, su coralina humedad
entre los carnosos crepúsculos del estío.
Piso flores translúcidas caídas de árboles sin corteza
y extraño tu sexo ciñéndose a mi lengua.
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