
LAS BORRACHERAS DE CRISTO
De su casa al pueblo
era una calle empinada.
No había domingo
que no se emborrachara.
Cuando al atardecer volvía,
se le veía bajar paso a paso
por aquella calle empinada
con los brazos abiertos
para mantener el equilibrio.
Se llamada Cristóbal
le decían Cristo
y lo apodaban “crucificado”.
UN PARÁSITO
Estoy engañándome con estos papeles
para decir que ando ocupado,
una manera de ocultar
que siempre fui un huevón
y que me he esforzado
para llegar a ser esto que ahora soy:
un parásito.
¿Por qué esta necesidad ingrata
de escribir cosas que no sirven sino:
para darme problemas,
para mantenerme nervioso,
para matarme de hambre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario